El fiscal Alcides Giménez ha sido recusado por abogados de Blas Mareco, por
presumiblemente otorgar un trato preferencial al empresario brasileño Jairo
Gesing. Gesing, propietario de Jairo Equipamientos de Santa Rita, enfrenta una
denuncia por estafa luego de que vendiera una camioneta, ocultando
deliberadamente información clave sobre su situación de deuda, provocando un
perjuicio económico significativo a Mareco.
La denuncia señala que Gesing vendió a Mareco un vehículo mediante múltiples
declaraciones falsas y omisiones dolosas. Se declaró propietario sin serlo, ocultó
deudas existentes, y prometió transferir la camioneta en diciembre de 2019, lo cual
era imposible ya que existían deudas pendientes con el titular original, solo cuando
estas se cancelaron en junio de 2022 se iniciaron los trámites de transferencia. Sin
embargo, la escritura pública no pudo inscribirse por falta del informe de
verificación de la camioneta, y durante esta demora surgieron, embargos sobre el
vehículo por deudas varias del titular original.
Estas declaraciones falsas y omisiones llevaron a Mareco a desprenderse de USD
33.000 por un vehículo que no puede usar libremente y que ahora está bajo orden
de secuestro.
Uno de los principales cuestionamientos en contra del fiscal Alcides Gimenez es la
inacción y falta de objetividad, quien, a pesar de las numerosas pruebas
documentales que respaldan la denuncia, no ha procedido a la imputación formal
de Jairo Gesing. Además, la recusación presentada subraya que Giménez ha
mantenido un trato informal y preferencial hacia el denunciado, incluso permitiendo
que la declaración indagatoria de Gesing fuera realizada sin el rigor que exige la
ley, la misma presumiblemente fue preparada previamente por sus abogados y
enviada a la asistente del fiscal, en lugar de indagarsele sobre dudas que tenga el
fiscal y que el denunciado responda expontaneamente.
La imputación es el acto mediante el cual el fiscal, al contar con elementos de
sospecha sobre un hecho punible y la participación del imputado, formaliza la
investigación ante el juez penal competente. No requiere certeza absoluta, sino
una sospecha razonable que permite avanzar en la investigación bajo control
judicial y asegura al imputado su derecho a la defensa. Concluida esta fase, el
fiscal debe determinar si las pruebas son suficientes para acusar formalmente y
llevar el caso a juicio oral o, en su defecto, solicitar el sobreseimiento.
En el caso de Jairo Gesing, denunciado por estafa, la falta de imputación resulta
cuestionable dado que existen pruebas documentales sólidas que configuran el
hecho punible. Esta llamativa inacción del fiscal dilata el acceso de la víctima a
una justicia efectiva. Sin imputación, el proceso penal no se activa formalmente.
Algunos fiscales, cuando el denunciado tiene capacidad económica, suelen
desestimar la causa, generando impunidad ya que el hecho no podrá ser
nuevamente investigado o denunciado.
En el caso del empresario Jairo Gesing, denunciado por estafa, la falta de
imputación, a pesar de la existencia de pruebas documentales sólidas que
configuran plenamente el hecho punible de estafa, cuestiona la objetividad del
fiscal y dilata el acceso de la víctima a una. Sin la imputación no se activa
formalmente el proceso. Algunos fiscales, cuando el denunciado tiene capacidad
economica, suelen optar por "solucionar" el caso desestimando la causa
generando impunidad, atendiendo a que si es desestimada la causa, esa persona
ya no puede ser denunciado por el mismo hecho.
Una víctima desesperada y abandonada
La esposa de Blas Mareco, devastada por la pérdida de los ahorros de toda su
vida y desesperada ante la inacción del fiscal, reunió el valor necesario para
enfrentar directamente a Jairo Gesing en el patio de la fiscalia donde el
denunciado estaba esperando que le prepararan su declaracion indagatoria en la
unidad fiscal de Gimenez. Con lágrimas en los ojos y una voz rota por el
sufrimiento, desesperada le imploró que le devolviera el dinero y pensara en las
necesidades de su hijo, quien requiere cuidados especiales. Le rogó con palabras
de una madre desesperada, apelando a su humanidad. Pero en lugar de recibir
comprensión o siquiera una respuesta, obtuvo burla y desprecio. “Tu denuncia se
va a desestimar, desubicada, el fiscal es nuestro amigo”, fue la cruel réplica del
abogado de Gesing, mientras el empresario brasilero permanecía impasible.
Ante esta humillación, la mujer no pudo soportar más la impotencia. Cayó
desvanecida, golpeando fuertemente su cabeza contra el suelo. Increíblemente,
Gesing pasó por encima del cuerpo de la mujer tirada en el piso, sin detenerse ni
un instante, y se dirigió a la unidad fiscal para “cumplir” con su declaración
indagatoria, que no fue más que una simulación preparada de antemano. La mujer
quedó mas de media hora tirada en el patio de la fiscalia. Esta escena
desgarradora, sumada a la irregularidad de una carpeta fiscal sin foliatura –una
omisión que permite la manipulación de documentos sin control–, expone la falta
de transparencia en un proceso que debería proteger a las víctimas, no dejarlas
en una situación de abandono y absoluta indefensión.
La imagen de portada refleja claramente la situación de nuestra justicia:
denunciados fuertes y sonrientes, fiscales físicamente robustos, y la víctima tirada
y abandonada. Esta imagen es un grito de impotencia. Una madre que pide
justicia en un sistema que, en lugar de defenderla, parece aliarse con sus
verdugos, porque tienen dinero y poder.
¿Hasta cuándo el Ministerio Público seguirá abandonando a las víctimas y
protegiendo a los delincuentes?