Fue capturado Cristian Morínigo Ojeda, alias “La Gorda”, referente principal de la barra brava “La Plaza”, en un inquilinato ubicado en el barrio Itá Pyta Punta de Asunción. El mismo es identificado como jefe de una organización, integrada por unas 2.000 personas, dedicada al microtráfico de drogas en al menos 40 barrios de la capital y zonas aledañas.
El procedimiento se desarrolló en el marco del Plan de Acción contra el Abuso de Drogas Sumar, impulsado por el Gobierno del Paraguay, que articula respuestas integrales para debilitar estructuras delictivas que operan desde los barrios y afectan directamente la seguridad ciudadana y el tejido social, informó la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad).
El allanamiento fue realizado por agentes de la Dirección de Operaciones Urbanas de la Senad, en coordinación de la fiscal Pamela Pérez, con quien se estableció vigilancias y la irrupción fue ejecutada en la noche de este miércoles.
El detenido alquilaba una habitación dentro de un inquilinato utilizado como el punto central de acopio de las drogas previo a la distribución. Del lugar fueron incautados más de 3.600 dosis de drogas entre pasta base «chespi» y clorhidrato de cocaína, dos armas de fuego y proyectiles, dinero en efectivo y balanzas de precisión.
Lideraba estructura de 2.000 integrantes
Según las investigaciones, el detenido lideraba una estructura jerárquica compuesta por aproximadamente 2.000 integrantes, con jefes zonales que respondían directamente a su mando. Se estima que hasta el 50% de las drogas que circulaban en Asunción provenían de esta red.
Entre los barrios con mayor presencia de esta organización se identifican Santa Ana, Roberto L. Pettit, Tacumbú, San Pablo, San Vicente, Loma Pytã, Republicano, Barrio Jara, Ita Pytã Punta y Fernando de la Mora zona Sur, sectores donde el microtráfico avanza junto con dinámicas violentas que afectan la convivencia y la salud pública.
Rivales de colores, aliados para traficar
La investigación también reveló vínculos comerciales con barras bravas de clubes rivales, evidenciando una cooperación criminal que trasciende camisetas y rivalidades deportivas, y que utiliza la estructura de las barras como canal de distribución de drogas.
Esta operación expone el grave riesgo social que representa el nexo entre el narcotráfico y las barras organizadas, donde jóvenes son reclutados como fuerza operativa y terminan atrapados en redes que fomentan violencia, consumo problemático y deterioro comunitario.
Militancia política y privilegios
El detenido mantenía vínculos con sectores políticos ligados al club Cerro Porteño, lo que le permitía obtener privilegios, incluso tras haber sido sancionado por hechos violentos entre facciones del mismo club. Pese a ello, su acceso a eventos deportivos no fue restringido, consolidando su influencia dentro y fuera del ámbito deportivo.

