Entre las colinas de la Escocia Sudoccidental se ha cerrado, al menos por el momento, la partida sobre los aranceles de la Unión y la Europea y Estados Unidos.
Se concluyó después de una reunión que duró menos de una hora, que comenzó con un Donald Trump fruncido y una Ursula von der Leyen con el rostro tan tenso como pocas veces. Y se cerró con la confirmación de la tarifa base que, en los últimos días, había sido acordada por los sherpas: el 15%.
La presidenta de la Comisión voló al resort Trump Turnberry acompañada del jefe negociador, Maros Sefcovic, y del equipo técnico que durante largos meses intentó suavizar las posiciones estadounidenses.
Trump acababa de terminar de jugar «con su hijo Eric y algunos amigos», informó la portavoz de la Casa Blanca. Justo antes de comenzar la cumbre, tanto Trump como von der Leyen reiteraron que el partido aún estaba en juego.
«Tenemos un 50% de posibilidades» de cerrarla, frenaron ambos. Pero era sobre todo táctica.
La esencia del acuerdo, de hecho, ya estaba lista. Se trataba de entender cómo venderlo sin demasiadas pérdidas de imagen y dando al presidente estadounidense la posibilidad de revenderlo a su manera.
Los dos líderes hicieron una conferencia de prensa con los cronistas europeos y estadounidenses antes del inicio de la cumbre. Una hora después, el acuerdo fue comunicado por Trump y von der Leyen solo al grupo de periodistas que acompañaban al primero.
«La UE realizará 600.000 millones de inversiones en Estados Unidos y nos comprará 750.000 millones de energía», exclamó el magnate que, antes de la reunión, se había dedicado a atacar una vez más a Europa en su terreno favorito: la inmigración y el Green Deal (Pacto Verde).
Washington logró que el sector farmacéutico quedara fuera del acuerdo y, de hecho, logró ese reequilibrio de las relaciones comerciales que había solicitado con vehemencia desde el inicio de su mandato.
«Quiero agradecer personalmente a Trump, es un gran negociador pero también un «dealmaker (hábil negociador)», le concedió von der Leyen.
«Ursula hizo un gran trabajo para la UE, no para nosotros», había sido la provocación de Trump en las primeras intervenciones del encuentro.
Para Europa, aseguró von der Leyen, el vaso está medio lleno.
«No olvidemos de dónde venimos», explicó la presidenta, recordando que el sector del automóvil se incluyó en la tarifa del 15% y destacando que el acuerdo abre las puertas del mercado estadounidense a las empresas del Viejo Continente.
El 15%, explicó, también afectará a los semiconductores y al sector farmacéutico, aunque en este último punto Trump no dijo lo mismo.
Además, sobre los llamados «productos estratégicos», la tarifa será del 0%, recordó la número del Palais Berlaymont.
Que consiga convencer a los 27 líderes europeos no está nada claro. Pero, por el momento, la Comisión no prevé medidas de compensación para los sectores más afectados.
Por otro lado, von der Leyen explicó que quiere acelerar los acuerdos comerciales en curso, principalmente con el Mercosur, pero también las asociaciones con el sudeste asiático y el lejano oriente. Pero lo más importante, subrayó, es que el acuerdo «resta estabilidad» en un momento en que Europa empezaba a sentir el prolongamiento de la incertidumbre de la segunda era trumpiana.
Que entre Washington y Bruselas todo haya terminado con el pacto escocés es algo en lo que pocos en Europa están convencidos.
Por supuesto, Berlín aplaudió el acuerdo y afirmó que «se evitó una escalada innecesaria». Una escalada que ciertamente no quería la premier italiana, Giorgia Meloni, quien parece satisfecha, reservándose «ver los detalles».
Pero hay puntos oscuros. Puntos que mantendrán ocupados a los sherpas en las próximas semanas, ya que aún no se difundió un texto oficial del acuerdo.
Entre los temas más dolorosos para la UE, sin duda se encuentra el del acero y el aluminio.
«No cambiará nada», por lo tanto seguirán siendo del 50%, concluyó Trump en la conferencia de prensa. Pero en Bruselas aseguran que el partido aún no terminó. Solo que se llevará a cabo una vez que se apaguen los reflectores. Ansa Latina.